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Pueblo chico de Carlos Elbert


Pueblo chico de Carlos Elbert

Difusión de libros de autores provinciales en nuestra Biblioteca Popular Juan Bautista Alberdi

 

Pueblo chico, de Carlos Elbert, (Prosa Amerian Editores, 2020) nos remite, en forma inmediata a Infierno grande, título de los cuentos de Guillermo Martínez. La frase completa es ampliamente conocida por quienes somos nacidos en el pago, entrerriano en este caso. Curiosamente, “Infiero grande” es también el título de la novela que la protagonista vuelve a presentar al pueblo, en donde se reencuentra con aquel amor de juventud, veinte años después.

El primer capítulo, funciona así, a modo de racconto, técnica con la cual se filtra al lector el final de esta historia; y actúa como punto de partida para iniciar los recuerdos del protagonista que, en retrospectiva, irá desgranando a lo largo de los diez restantes.

La novela se anuncia al lector como una obra polifónica en la que la trama se construye desde la perspectiva de diversas voces de personajes que la conforman, como alerta para quien la aborde desprevenido.

Ya de lleno en la lectura y en el ritmo que la misma posee, la acción se concentra en un joven abogado que llega a Felicia, un pueblo ficticio de Entre Ríos, que bien podrían ser todos los pueblos, en su sentido universal. Allí, en medio de los decires, prejuicios, preconceptos y conjeturas de una vida de escasa intensidad, los días se enredan, por un lado, en las tentaciones que un joven Ernesto genera en las mujeres de todas las generaciones y, por otro, en las contradicciones judiciales en medio de la doble moral.

No escasea la pintura de caracteres con que ilustra al lector, tanto para el incultivo de la policía o los privilegios de los adinerados, en síntesis, la supremacía de las apariencias por sobre la esencia.

En el medio, la novela se cimienta por la vida de un hombre, Ernesto, y la de una mujer, Rita, como una mayólica, pieza a pieza, en la que no faltan la reflexión sobre el amor, el paso del tiempo, los recuerdos desleídos y en definitiva el dolor que implica toda decisión: el partir, tanto en su acepción de irse, emprender tanto el viaje de ida como el de retorno, a la vez que de romper con lazos, historia y tiempo. “Lo nuestro murió como Gardel: en el momento de mayor gloria. Y por eso nos sigue conmoviendo, como si aún existiera, o como si fuera posible revivirlo desde nuestras evocaciones”.

La temática se emparenta con la línea de grandes narradores que han sabido plasmar la vida que no termina de saciarse, como Juan José Manauta, Emma Barrandeguy o María Esther de Miguel, en esos pueblos como cosa que no vale gran cosa, de mala muerte, en donde nunca pasa nada, parafraseando a esta última.

Pago chico es la tercera novela de Carlos Elbert, nacido en Basavilbaso, de quien podemos conocer, a través de las solapas del libro, que como abogado ha sido juez tanto en nuestra provincia como también en Buenos Aires (¿Casualidad con el personaje de su novela?), que ha ejercido la docencia universitaria y que ya en los últimos años se ha dedicado a otra de sus pasiones, como es la literatura, con una interesante formación de cursos y seminarios, como sustento para su creación. Invitamos a adentrarse en la novela y dejar a los lectores su juicio final.

 

Daniela Churruarín

Secretaria

Biblioteca Popular Juan Bautista Alberdi

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