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Difusión de libros de autores de la zona en nuestra Bp Juan Bautista Alberdi


Difusión de libros de autores de la zona en nuestra Bp Juan Bautista Alberdi

Añoranzas y otras memorias de Elena Moguilevsky

 

 

Flannery O’Connor, escritora norteamericana, pensaba que: “Cualquier persona que haya sobrevivido su infancia tiene material suficiente para escribir durante el resto de su vida.” No discutiremos su pensamiento, al menos si damos por entendido que “tener el material” no implica necesariamente la intención ni la habilidad de usarlo.

Personalmente me gusta visitar los corralones, hay tanto material interesante, o útil, o bonito, pero aún si pudiera llevármelo todo, no sabría qué hacer con él y si fuera un constructor hábil y experimentado, pero no pusiera mi voluntad y hasta un cierto grado de pasión o de vocación en la tarea, es posible que llegara a levantar una casa, pero con seguridad no sería una buena casa.

Elena Moguilevsky sobrevivió a su infancia, vaya si lo hizo, al momento de la edición de “Añoranzas y otras memorias” contaba 93 años de una vida bien alejada de la banalidad y el aburrimiento. No es escritora, está claro, ella misma lo reconoce, pero pone en la obra que (re)construye su propia vida en el recuerdo, una pasión tal, que el resultado es muy meritorio e interesante.

Hay una esmerada necesidad de rememorar sus vivencias que se deja adivinar en las formas del relato. Pero uno descubre también, el gusto y el placer de contarlas, evidentes en el armado de frases, párrafos y expresiones y hasta en algunas repeticiones (reconocidas por la autora) lógicas o naturales en este trabajo de traer al presente los recuerdos de tantos años vividos.

Alguna vez leí que, “cuando hablamos de memorias, la verdad es escurridiza, porque nuestra memoria es traicionera (como dice el refrán que todo es del color del cristal con que se mira) y selectiva (elige unos recuerdos en vez de otros)”. Así muchos autores llegan a sostener que no existe “la verdad”, solo “tu verdad”. Las “memorias” no son un diario. Es la vida de la autora, desde su punto de vista, desde sus recuerdos y desde sus interpretaciones, muy personales, de lo que sucedió. Sin embargo, más allá de estas posibles traiciones y selecciones de la memoria, la autora logra pintarnos con sus recuerdos una forma de vida, ritos, costumbres, normas de conducta, modos de relación, vicios, estilos propios de una cultura comunitaria que es muy interesante conocer si queremos comprender mejor los devenires sociales, económicos y políticos que nos trajeron a este presente.

En un período de su vida de mujer mayor, que abarca unos 13 años, Elena se dispuso a escribir recuerdos de casi noventa años de historia familiar pero también regional de nuestro sur entrerriano, (pinta tu aldea y pintarás el mundo) que seguramente habrá contado muchas veces en reuniones familiares o que fueron reapareciendo al escribirlos, como dice la autora,

“recuerdos que fueron hermosos…(y) otros que nos rompen el corazón”…“historias ‘reales’

escritas por esta mujer que soñó mucho, tanto como sufrió…” porque entendió que “la vida

enseña más que la escuela en cuestión de sentimientos” o porque a medida que escribe se va

dando cuenta que “empecé este cuadernillo, pensando dejar recuerdos para mis hijos y nietos,

pero cada vez, creo que más escribo para mi”

Casi 20 años antes de que Elena naciera. Alberto Gerchunoff había publicado “Los Gauchos Judíos”. Lo traemos a colación porque así se refiere la autora a muchos personajes de sus recuerdos, como en “verdadero gaucho judío”, permitiéndonos entender esa plena integración de su familia inmigrante con el nuevo territorio y las comunidades cercanas…, como (salvando las distancias) también nos contara Gerchunoff “esos gringos que se hermanaron, con sudor, a los gauchos entrerrianos…” al decir de la poesía de Leonardo Castillo.

En síntesis, un libro de fuertes recuerdos familiares, un poco desordenados, como suelen ser nuestros recuerdos, con algo de asumida nostalgia, que nos pinta una cultura de época que incidió grandemente en la historia de esta región y es parte de nuestra identidad.

 

Norberto Fiorotto

Vicepresidente

Biblioteca Popular Juan Bautista Alberdi

 

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