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Diente de León, vestigios de una infancia de Alejandra Cordero


Diente de León, vestigios de una infancia de Alejandra Cordero

Difusión de libros de autores provinciales en nuestra Biblioteca Popular Juan Bautista Alberdi

 

Diente de León, vestigios de una infancia de Alejandra Cordero (Ana Editorial, 2020)

La literatura local es el reflejo artístico de los más profundos sentimientos, ideales, luchas y sueños de los pueblos en su devenir histórico. El elemento nativo, cercano a nuestra cotidianeidad, le otorga otro valor y carácter a una obra literaria dado que resulta imposible no sentirnos cercanos a ella: reconocemos la fisonomía propia, nos hace reconocibles con lo que somos y nos diferencia del resto de las comunidades.

Sin embargo, como dice una sabia frase popular, uno nunca es profeta en su pueblo; y la cultura, por ende el escritor, no queda fuera de este designio. Los integrantes de una comuna somos reacios a la atribución de grandes valores escritoriles hacia nuestros congéneres que, sin embargo, muchas veces, otorgamos a los autores capitalinos o internacionales. El objetivo que nuestra casa cultural persigue es la revalorización de obras y autores regionales, muchas veces carentes de la importancia que debieran tener para nosotros, como comprovincianos.

En esta oportunidad, aparece en escena la novela “Diente de león: vestigios de una infancia” de Alejandra Cordero; quien nació el 19 de marzo de 1975 en la ciudad vecina de Gualeguay. Es licenciada en Letras en la UNL, profesora de Lengua y Literatura y especialista en Alfabetización Inicial. Por todo lo expuesto, ha trabajado varios años en la docencia terciaria; también, organizó talleres de lectura para adultos en la Biblioteca Popular Carlos Mastronardi; ofreció diferentes charlas y estuvo a cargo de una columna literaria en el Diario El Debate Pregón denominada “Bocetos para un lector”. Cabe destacar, que tiene escrito un libro de cuentos inéditos.

La novela aquí reseñada cuenta la historia de una niña, a través de su misma voz, quien está en la búsqueda de su identidad. Como indica la contratapa del libro, es un recorrido por la inocencia. La pequeña crece a lo largo de las páginas, nos deja acceder a tardes con amigas, andanzas, travesuras, aventuras, visitas a lo de la abuela, enfrenta injusticias pequeñas y gigantes,  vemos su contexto escolar… Todos los episodios son contados en capítulos titulados con nombres que componen la flora local: magnolias, rosa china, azucenas, flor de sapo, tréboles, caléndula… Lo que colabora en darle un color autóctono a esta novela dulce y tierna.

Se erige como una inolvidable narración. De esas que hacen mella en el alma  del lector porque nos resulta imposible no reconocernos en los episodios contados. Traemos a nuestra memoria adulta todas y cada una de las vivencias que tuvimos cuando niños. En un momento dado, Alejandra expresa, a través de la voz de su personaje, que “Siempre ha habido y habrá palabras con promesas bajo el brazo, con promesas de mundo y cosas imaginarias y fantásticas entre el trazo de sus letras.” Todas las palabras de esta tierna infante trazan en nuestra memoria surcos plagados de recuerdos infantiles, para recalcarnos que seguimos teniendo un niño en el fondo.

Micaela María Belén Luxen.

Biblioteca Popular Juan Bautista Alberdi

Prosecretaria

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